El mes del conejo: Enfermedades

A lo largo de la vida de un conejo hay que tener en cuenta las enfermedades que puedan tener, así como saber identificarlas y llevarles, simpre que puedas detectarlo, a su veterinario. Pero nunca automediques a ninguno de estos animalitos, pondrías en juego su vida, siempre que veas un síntoma de alguna enfermedad vírica, bacteriana o parasitaria, lleva a tu conejo a un veterinario especializado en animales exóticos.

A continuación verás las diferentes enfermedades de origen vírico, bacteriano, y parasitario que puede tener un conejo, así como la forma de prevenirlas y tratarlas por su veterinario.

Enfermedades víricas

Mixomatosis: se transmite de los conejos salvajes a los domésticos por la pulga del conejo. Tras un periodo de incubación que dura entre 2 y 8 días, comienzan los síntomas por una conjuntivitis purulenta con inflamación de los párpados y tejidos adyacentes, que puede hacer que los ojos queden cerrados. Después se inflama el tejido subcutáneo de la cabeza, cuello y cloaca, produciéndose la muerte en la mayoría de los casos, entre 11 y 18 días tras la aparición de los primeros signos. Es una enfermedad muy grave por tanto, pero que puede ser prevenida mediante la vacunación anual del conejo.


Neumonía Vírica Hemorrágica: se transmite por contacto directo probablemente vía orofecal, y también por los bebederos, comederos y ropa de los propietarios. La mayoría de los conejos adultos enferman tras un corto periodo de incubación, de 1 a 2 días, y mueren de forma aguda, a menudo sin mostrar antes ningún síntoma. Si llegan a mostrar signos, éstos son fiebre, depresión, anorexia y también dificultad respiratoria, abdomen distendido, cianosis (coloración azulada de las mucosas), diarrea o por el contrario, estreñimiento. Al final sangran por la nariz, pueden tener convulsiones u otros síntomas neurológicos, entran en coma y mueren a causa de un problema de coagulación que produce hemorragias en distintos órganos. El diagnóstico de esta enfermedad se hace una vez muerto el animal, y no existe tratamiento efectivo para la misma, por lo que la vacunación semestral o anual es necesaria para prevenirla.


Enfermedades bacterianas


Pasterelosis: es una de las enfermedades más graves que sufren los conejos. Se transmite por contacto con animales portadores (hembras a sus crías o entre miembros de una pareja al aparearse…).
La bacteria suele residir en la nariz, pulmones y ojos, aunque puede colonizar otras áreas. Se manifiesta por síntomas respiratorios, infecciones de los ojos y del oído medio, de la mandíbula y del útero. El organismo responde produciendo abundantes glóbulos blancos y como resultado, se acumula pus. Otros síntomas son estornudos, descarga nasal y ocular, anorexia y apatía. Cualquiera de ellos hace necesaria la visita al veterinario, ya que si no se actúa a tiempo, puede producirse una encefalitis de consecuencias fatales.
El tratamiento consistirá en antibióticos, que serán tanto más efectivos cuanto antes se diagnostique la enfermedad, ya que la bacteria acaba acantonándose en sitios inaccesibles rodeada del pus, lo que dificulta su actuación.
La mejor manera de prevenir esta enfermedad es comprar al animal a una persona de confianza o a un criador serio (en las tiendas de animales las condiciones higiénico-sanitarias, de temperatura, nutrición, etc suelen ser deficientes y producen estrés, lo cual favorece el desarrollo de ésta y otras enfermedades) y asegurarse de que el animal tiene unas condiciones de vida favorables.


Enfermedades parasitarias


Ácaros de los oídos: esta infestación produce acúmulo de secreción marrón en los canales auditivos, cuyo tejido se inflama e irrita, así como el de áreas cercanas a las orejas. Este problema se trata con medicamentos tópicos normalmente.

Cheyletielosis: es una infestación de la piel por unos ácaros también llamados “caspa andante”, que producen caída del pelo y caspa, y a veces también picor. Se trata fácilmente con soluciones tópicas.

Giardiasis: es una parasitosis potencialmente grave de los intestinos, más frecuente en conejos jóvenes, recién adquiridos. Los animales afectados muestran heces anormales, deshidratación, anorexia, apatía, bajada de temperatura corporal…Debe tratarse de forma agresiva con la medicación adecuada, además de con un soporte nutricional y de fluidos que el veterinario se encargará de poner. Además, puede prevenirse si tras adquirir el conejito, lo llevamos al veterinario para que haga un análisis fecal.

Pulgas: esta parasitación produce, además de picor por las picaduras, estrés y posible transmisión de otras enfermedades. Se controla con productos antiparasitarios tópicos a dosis bajas (hay preparados para gatitos que pueden servir, pero hay que consultar al veterinario, porque algunos pueden ser tóxicos), que no sólo las eliminan, sino que previenen su aparición.

Coccidiosis: puede contagiarse al consumir alimentos o agua contaminados por heces con este parásito. Produce diarrea o heces acuosas o con moco y/o sangre, pérdida de apetito, bajada de peso, deshidratación e irritación del área perianal. Se trata con antibióticos.

Lombrices Intestinales: no suelen verse a no ser que se realice un análisis de las heces. Por eso es muy importante que el veterinario haga estos análisis periódicamente y en todo caso, el conejo debe ser desparasitado al menos 4 veces al año.


Otros problemas

Bolas de pelo:  amenudo estos animalitos desarrollan bolas de pelo en el estómago, debido al acicalamiento. El pelo que tragan al lavarse, se va acumulando hasta que se forman estas estructuras que pueden llegar a producir obstrucciones del tubo digestivo. Al principio, el conejo rehusará comer pienso, y poco después no querrá comer nada. Si no se trata, puede morir. Por eso, ante síntomas como inapetencia, heces escasas o ausencia de las mismas, debilidad o pérdida de peso, debemos llevarle al veterinario para que lo trate con lubricantes intestinales o, en el peor de los casos, con cirugía.
La mejor forma de prevenir esto es tener a su libre disposición pienso a base de alfalfa que contenga al menos un 18% de fibra, y a muchos les encanta el zumo de piña con trocitos de esta fruta (si no es así, se puede diluir media cucharada del zumo en el agua de bebida), que dado varias veces al mes evita este problema.

Gusanera: constituye una de las lesiones más desagradables sea cual sea el animal al que afecte. Se produce cuando las moscas depositan sus huevos en una herida, o en una zona irritada de la piel (por ejemplo en la zona perianal de un animal con diarrea). Los huevos eclosionan y las larvas se alimentan del tejido produciendo muy pronto un shock y la muerte del animal. La prevención consiste en tener al conejo en perfectas condiciones de salud e higiene, y mantener a las moscas alejadas de él (¡cuidado con los insecticidas, pueden ser peligrosos para el conejo también!).

Llagas de las conejeras: son unas heridas que se producen en la parte inferior de las patas, en la zona de las almohadillas, a causa de la sobreexposición de éstas al alambre de las jaulas. Por eso en cada habitáculo debe haber un cartón u otra superficie como pexiglás, donde el conejo pueda descansar. Si no, puede clavarse el alambre y la herida se infectará. Este problema se trata con antibióticos locales y vendando las patas, pero es muy lento, por lo que lo ideal es prevenirlo, y mirar las patas del animal con frecuencia.

Sobrecrecimiento dental: se produce por maloclusión o alineamiento incorrecto de los dientes, y constituye un defecto estructural que provoca el crecimiento continuo de los incisivos superiores e inferiores al no encontrarse los unos con los otros en la masticación del conejo, que tendrá hambre, pero será incapaz de coger la comida con la boca. Además se pueden producir heridas en la boca, lo que empeora la situación. La única forma de tratar este problema es cortar periódicamente los dientes y para prevenirlo hay que evitar que el conejo en cuestión se reproduzca, ya que transmitirá esta malformación a su descendencia.

Golpe de calor: los conejos son muy sensibles al golpe de calor, especialmente si tienen sobrepeso o son de pelo espeso. Las altas temperaturas junto a humedad ambiental elevada, ventilación pobre o sobrepoblación son factores que pueden provocarlo. Los síntomas son debilidad, jadeo, enrojecimiento de las orejas, y además rehúsan moverse. Se debe bañar al conejo con agua fresca inmediatamente y llevarlo al veterinario para que él siga con su tratamiento. Lo mejor, como siempre, es prevenir el problema asegurándonos de que la conejera tiene buena ventilación, sombra, etc. Otra cosa que podemos hacer es refrescar continuamente las orejas del conejo con agua fresca.


Otras recomendaciones médicas


Los conejos suelen ser animales saludables si proceden de criaderos serios y tienen un hábitat limpio y adecuado, así como una dieta fresca y variada. Su aparato digestivo contiene unas bacterias que les ayudan a digerir. Los cambios bruscos de alimentación pueden destruir el equilibrio existente en su intestino, lo que puede hacer que enfermen gravemente. Se debería consultar al veterinario cuando hay una bajada de peso, disminución del apetito, excesiva pérdida de pelo, así como en casos de dificultad respiratoria, cambios de comportamiento, incontinencia, presencia de heridas o bultos, inflamación de la cara o los ojos…Siempre hay que tener a mano el teléfono del veterinario por si hubiese algún problema, pero lo ideal es que podamos prevenir estas enfermedades mediante las desparasitaciones, vacunaciones y el mantenimiento en unas condiciones de vida óptimas.




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