La secuencia de hechos, ocurridos el viernes 21 de enero, está relatada al detalle y registrada en el Ayuntamiento desde el día 11. La mujer señala que viendo al perro abandonado, ella y su marido llamaron al timbre para que se hicieran cargo de él, a lo que un empleado contestó que era limpiador y que no podía tomar la decisión. Le invitaron a llamar a la persona responsable con su propio móvil, y tras consultar se negó a acoger al perro, pese a que la ordenanza municipal señala que el Ayuntamiento tiene obligación "de hacerse cargo del animal y retenerlo hasta que sea recuperado o cedido" (sólo en casos muy extremos sacrificarlo).
La pareja lo introdujo por la valla para que no pasara el fin de semana en la carretera (dado que les dijeron que no harían nada hasta el lunes) y "simuló marcharse". Al volver a pie vieron a través de la valla a un hombre con bigote, mono de trabajo y guantes "dirigirse al perro y agacharse por unos momentos sobre él. No pude ver con exactitud lo que hacía, relata la mujer, aunque seguidamente le vi alejarse y me di cuenta de que el animal yacía muerto sobre un charco de sangre". La vecina pide que se esclarezca lo ocurrido porque "el cachorro no fue ni atropellado ni muerto de forma natural".
El caso lo denunciaron ayer públicamente la edil del PSOE Ana Mas y Juani Simón y Victoria Peña, de la Protectora Oriolana y la asociación Ayuda y Defensa de Animales Maltratados de Pilar de la Horadada (ADAM). Las tres lamentaron que el nuevo centro de protección haya supuesto una continuidad del "maltrato institucionalizado a los animales en Orihuela" que sucedía en la antigua perrera.
Este nuevo centro, que iba a albergar una colección zoológica o una escuela de adiestramiento, se está usando de forma "semiclandestina", según Mas y ha sido inspeccionado en dos ocasiones por el Seprona por no tener licencia de apertura, personal suficiente ni garantías higiénicas.
Fuente: informacion.es
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