La misa comienza después de las "vueltas del santo" , un desfile previo a la misa en el que todos los animales marchan desde la calle Barceló hasta Hortaleza, donde se celebra la misa.
Los dueños de las mascotas reciben, además unos panecillos elaborados "con una fórmula secreta", que, según dicen, los mantiene tiernos durante un año si se guardan junto a una moneda.
Palomas mensajeras del Ejército, perros de salvamento de los Bomberos y de la ONCE y varios ejemplares del circo suelen intervenir también en el desfile. Y la Banda de Cornetas y Tambores de la Policía municipal de Madrid suele ofrecer una diana floreada.
Un cerdo de compañero
La Leyenda cuenta que cuando San Antón veía a un animal herido, lo curaba, al igual que hizo con el cerdo que siempre le acompañaba y que le valió el apodo de San Antonio del Porquet. Por eso, antiguamente se rifaba un cerdo después de las celebraciones de los oficios religiosos. La fiesta estuvo prohibida en Madrid entre 1619 y 1725 durante la Segunda República.
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