En la nota de la autora, Gruen explica la historia de dos elefantas veteranas del circo estadounidense, una de ellas referente a que no atendía a sus domadores porqué solo entendía alemán, y otra absolutamente turbadora.
En el año 1903 una elefanta mató a su domador después de que este le diera de comer un cigarrillo encendido. Al parecer, en aquella época se consentía que un elefante de circo matara a una o dos personas accidentalmente (siempre y cuando no se tratara de expectadores), pero ese crimen fue el tercero de Topsy. Su ejecución se convirtió en un espectáculo público, pero la gente se negó a que la ejecución fuera un ahorcamiento. Los dueños de Topsy recurrieron a algo más novedoso: la electrocución. Contactaron con un investigador que llevaba años halando de los peligros de la corriente alterna haciendo electrocuciones públicas de perros y gatos, pero efectivamente, no había nada mejor que un elefante.
Edison trajo su cámara de cine, le puso a Topsy unas sandalias forradas de cobre y le sacudió seis mil seiscientos voltios delante de quinientos espectadores, matándola en unos diez segundos. Edison, convencido de que esto desacreditaba definitivamente la corriente alterna, se dedicó a exhibir la película por todo el país.
Ya todos sabemos que el circo es un entretenimiento que se basa en la condena de animales que son torturados y latigados para que hagan un espectáculo al que entran por la fuerza. Hay cientos de platarformas que denuncian el circo con animales por los malos tratos que sufren. En esta película, de hecho, se ve de lleno como se trata a un animal en el circo: francamente mal.
Fuente: proyecto fan
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